La riqueza se construye como se construye un edificio, un castillo de lego o un argumento. Todos somos los “albañiles” (o los verdugos) de nuestra prosperidad.
Los planos de la construcción no son complicados, solo hay que saber cuales son y practicar hasta que salgan bien:
1. HAZ TU MAPA
Sin mapa ¿A dónde llegas? Necesitas un camino que seguir. El camino sin rumbo lo están tomando todos en este momento y mira a donde los está llevando. Para hacer tu mapa hacia la riqueza necesitas:
• Metas (De corto, mediano y largo plazo)
• Prioridades (priorizar tus metas entre ellas y las cosas inmediatas)
• Costos generales que tendrán tus metas y el estilo de vida que quieres.
• Dejar trazadas las cosas que estás dispuesto a sacrificar (comodidades, tiempo, algún gasto, etc.) y lo que por ningún motivo estás dispuesto a sacrificar.
• Tiempo: cuando más o menos lograrás cada cosa.
2. DALE A CADA PESO UN TRABAJO: TU PRESUPUESTO
Ya que tienes el mapa, sabes lo que quieres, lo que es prioritario, cuánto cuesta. Ahora, hace falta organizar tu dinero para que vaya “cayendo” a esas metas.
• Define tus gastos fijos, variables, anuales y temporales.
• Registra todo lo que gastes durante unos dos meses para localizar fugas, hábitos de gasto de los que no estás consciente y las prioridades que hasta ahora has tenido para gastar.
• Ajusta tus gastos (los fijos, variables y anuales) con los diarios que no siempre notas.
• Decide que cosas cortas, cuales reduces y de ahí, cuanto te queda para ir poniendo dinero a esas metas.
3. HAZ UNA DIFERENCIA ENTRE LO QUE GANAS Y LO QUE GASTAS
El gran paso para lograr esto, es nuestro No. 2: el presupuesto. Pero también son importante tus hábitos.
• Debes siempre ahorrar primero: en cuanto te llega el dinero, ¡Guarda tu ahorro! • Compara precios
• No compres por comprar
• Compra lo que necesitas cuando lo necesites
• Compra lo que deseas cuando puedas pagarlo cash (sin pedir prestado)
• Disfruta lo que ya tienes
• Practica un poco de mindfulness
4. ESA DIFERENCIA ¡INVIÉRTELA!
Es importante hacer que el dinero crezca o que por lo menos mantenga su poder adquisitivo. Lo malo es que como sabemos poco sobre inversiones, nos da miedo.
Está bien tener un poco de miedo siempre y cuando lleve a la precaución, no a la inacción.
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5. USA EL CRÉDITO SOLO PARA CRECER
Mi abuelita cosía muy bien. Se le ocurrió coser vestidos tradicionales de diferentes países a muñecas. Le quedaban increíbles así que le pareció buen negocio ofrecer las muñecas a la tienda departamental Liverpool. Tuvo razón: quedaron fascinados y le hicieron el primer pedido: 1,000 muñecas para todos los Liverpool del país en 30 días.
Tuvo que dejar ir la oportunidad por falta de planeación y ¡claro! De dinero. ¿Quién tiene suficiente dinero para comprar los insumos y mano de obra de 1,000 muñecas para tenerlas listas en 30 días? Es en momentos como estos donde vale la pena pedir un crédito. Usar la tarjeta de crédito para comprar los zapatos que sé que no puedo pagar con mi quincena “not so much”.
6. PRACTICA EL AGRADECIMIENTO
¿Qué distingue a un avaro ambicioso de un rico generoso? El último está agradecido por lo que tiene (no solo material) y continúa su riqueza como consecuencia de lo que hace y resuelve, no como objetivo. Sé que en momentos de escasez es difícil ser agradecido, pero créeme, no importa que tan mal esté la situación, siempre podemos estar agradecidos de lo que si tenemos. 5 razones por las que otros desearían tu situación financiera Mientras sentimos genuino agradecimiento, la vida nos regala: creatividad (para resolver problemas y ¡bum! Recibir pago por ello), tranquilidad (para ver nuevos caminos), satisfacción (y no estar constantemente deseando objetos) y una actitud positiva indispensable para generar riqueza. ¿Qué dices? ¿Le entras a la construcción?
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